Reformar la cocina es un proceso excitante, absorbente, decisivo, estresante, maravilloso y agotador.
Es el proyecto de renovación de la casa en el que más se suele gastar. Pero vale la pena si se consigue con éxito, porque una cocina bien reformada no sólo añade valor económico a tu casa, sino una enorme cantidad de placer a tu vida.
La cocina de un hogar, por pequeña que sea, tiene que ser práctica, acogedora, responder a tu estilo de vida particular, incluir suficiente almacenaje, alojar un buen número de electrodomésticos para facilitarte la vida, y a veces permitirte no sólo cocinar, sino incluso desayunar o hacer deberes en ella. Y además debe ser un espacio hermoso.
Por eso reformar la cocina es el RETO con mayúsculas. Pocas habitaciones necesitan responder a tanto en tan pocos metros cuadrados. Vamos a ver exactamente a qué…
Cuando alguien me pide consejo para reformar la cocina, normalmente siempre tiene una imagen de revista en la cabeza. Que por supuesto no incluye las prisas diarias a las 8 a.m., las copas de vino derramadas, las cazuelas que rebosan agua hirviendo, ni las manitas de chocolate en la puerta del frigorífico.
Tu cocina debe adaptarse a tu ritmo de vida, tus necesidades, tus gustos y tus prioridades. Y todo eso forma un conjunto personal e intransferible. Toda decisión que tomes, aunque vaya contra las “reglas oficiales”, si está alineada con TUS objetivos nunca será un error, sino una decisión CONSCIENTE.
Así que lo primero que necesitas, antes de lanzarte a comprar cosas como loca para tratar de alcanzar esa imagen que te ronda la cabeza, es responder a cinco preguntas clave. Cinco preguntas sencillas que te ayudarán a conocer tus prioridades, y te evitarán errores muy costosos.
Conócete a ti mismo.
Aforismo griego
Quédate conmigo, que los próximos minutos vamos a:
- Definir TÚ cocina ideal. Pero la de verdad. Una cocina a prueba de vida, que resistirá el paso del tiempo y que no te cansarás de usar y de mirar.
- Descubrir tus prioridades, que van a ser tu mejor brújula. Esas que te van a ayudar a tomar todas las decisiones de forma acertada, de las más grandes a las más pequeñas.
- Decidir dónde te conviene gastar un poco más, y dónde puedes permitirte ahorrar para recortar el presupuesto.
Comenzamos.
1. ¿Por qué quiero reformar la cocina?
Es la primera pregunta que debes hacerte para asegurarte que la reforma persigue TUS objetivos, no los de tu arquitecto ni los de las redes sociales (Pinterest e Instagram no tienen ni idea de tus necesidades).
Así que… ¿por qué quieres reformar la cocina?
Sé concreta y sincera.
¿No soportas esos azulejos ochenteros ni un minuto más? ¿O quizá estás harta de guardar las sartenes en el horno y quieres más espacio de almacenaje? ¿O quieres abrirla al salón para poder charlar con tus invitados mientras preparas una cena especial?
Si te resulta difícil dar una respuesta concreta, plantéate qué cosas la hacen especial y cuáles odias especialmente.
Considera hacer una lista de cosas que te gustan y las que no. Vale todo. Almacenaje, iluminación, electrodomésticos, muebles, grifos, tiradores, colores. Te aseguro que es un ejercicio revelador.


Y si estás tan acostumbrada a ella que no sabes que decir, más allá de que está muy vieja… invita a algun@ amig@ a que la use: un extraño se da cuenta inmediatamente de las incomodidades cuando cocina. Y también de los puntos fuertes.
Cuando descubras tu “por qué”, procura tenerlo a mano y armarte de paciencia. Te hará más fácil transitar los momentos bajos que tendrás durante la reforma. Sobre todo cuando te veas obligada a comer precocinados y a ubicar el microondas en el salón.
Cuando conoces tu por qué, puedes soportar cualquier cómo.
Viktor Frankl
2. ¿Qué hago en ella?…¿y con qué?
¿Qué haces en tu cocina?
¿Sólo calientas platos preparados?¿O preparas habitualmente comidas familiares para ocho comensales? ¿Tienes una mesita que aprovechas para trabajar o para ayudar a los chicos con los deberes? ¿Eres de las que hornean su propio pan, o apenas la usas para desayunar?
Y si vives en pareja o con niños, pregúntate también… ¿quiénes suelen usarla y para qué? Quizá a tu pareja le guste cocinar más que a ti. O tus hijos suelen merendar en ella.
Y hablando de niños… ¿sólo la pisan para abrir la nevera, o son capaces de prepararse el desayuno solos? Si quieres que te regalen unos minutillos extra de sueño el fin de semana tendrás que poner las cosas a su altura, para incrementar su independencia.


Por último piensa, en tu quehacer diario… ¿qué objetos usas, amas o acumulas?. Piensa en las cosas que usas mucho, en las que sólo usas de vez en cuando, y en las que hace años que olvidaste al fondo de un armario.
Muchas veces queremos reformar para conseguir más espacio, cuando en realidad lo que necesitamos son MENOS COSAS. Por eso siempre es recomendable organizar tus pertenencias antes de iniciar una reforma.
A estas alturas, si la cabeza no te da vueltas, te estarán asaltando imágenes diversas del día a día de tu cocina. Te recomiendo que las escribas. El objetivo: descubrir qué zonas y qué elementos necesita tu cocina ideal, al detalle. Cuáles son los puntos innegociables que quieres conseguir (sí o sí) al reformar la cocina.
3. ¿Cómo organizo el espacio?
Toda cocina tiene una intensidad de tráfico máxima en horas punta, un flujo de movimientos determinado, áreas de trabajo o de estancia, zonas de peligro como los fuegos, y otras de uso intenso como el frigorífico. Así que la organización es fundamental.
Fíjate lo primero en las características arquitectónicas como ventanas, puertas o pilares, que van a limitar o multiplicar tus posibilidades. Mi cocina, por poner un ejemplo surrealista, tiene una ventana y cinco puertas. CINCO. Igual que un coche. Eso dificulta un poco su distribución.
A continuación puedes pensar dónde ubicar la zona de fuegos, es el verdadero corazón de tu cocina, y el “hogar” de tu casa.
Hogar. Sitio donde se hace la lumbre en cocinas y chimeneas.
Diccionario de la Real Academia Española
Procura situar la zona de fuegos lejos de las zonas de paso. Tampoco conviene que esté demasiado próxima al office o al comedor, en el caso de cocinas abiertas.
Cuando hayas encontrado la ubicación ideal, el segundo paso es reservar una buena zona de encimera junto a ella para trabajar con comodidad.
Hace unos cincuenta años se extendió la teoría de que una cocina no era funcional si no cumplía la regla del triángulo. El “triángulo” está formado en el plano de una cocina por el fregadero, los fogones y el frigo. Cada uno de ellos es un vértice. Y se supone que sus lados deben sumar como mínimo 3,5 metros, y como máximo 7m. Una especie de 90-60-90, las medidas perfectas, pero en versión cocina.
Puedes usar esa regla como orientación, pero con sentido común.
Si tu prioridad número uno es, por ejemplo, abrir la cocina al salón, y no hay forma de que los lados del triángulo sumen menos de 7 metros… rompe las reglas. Los dos o tres pasos de más que tendrás que dar cada día habrán merecido la pena.
Lo que sí tendrás que tener en cuenta son otro tipo de medidas. Por ejemplo, si en esa maravillosa cocina abierta vas a poner una isla, deberás dejar al menos 1,2 metros de paso en torno a ella, o 1,40 si vas a poner asientos. De hecho, si quieres conocer a fondo cuánto espacio necesitas para una isla de cocina, tienes que leer |ESTO|.
Lo que me lleva a lo importante: el flujo de movimiento en tu cocina no se reduce a un simple triángulo. Y me da igual lo diminuta que sea.
Piensa en los trayectos al frigorífico, tu coreografía personal al preparar el desayuno o poner la mesa, los paseos al tendedero con la cesta de la ropa limpia, las salidas al jardín trasero si lo tienes… ¿se ciñen a un triángulo?
Lo importante es que reflexiones sobre esos pequeños movimientos que haces cada día, casi sin darte cuenta. Para optimizar al máximo el poco o mucho espacio que tengas y evitar incomodidades. En la medida de lo posible es mejor tener:
- La vajilla cerca del lavavajillas.
- Las cosas del desayuno todas juntas.
- Los utensilios y tablas de cortar para preparar la comida bajo la encimera.
- Las ollas, sartenes y utensilios en un cajón bajo la vitro o en estantes cercanos, al igual que el aceite y las especias.
- Los productos de limpieza cerca del fregadero.
Pero todo esto, que es de sentido común, no siempre será posible. Porque no te engañes, en todo diseño hay que hacer sacrificios y adquirir compromisos. Siempre habrá pros y contras. Por eso es importante que hayas definido tus objetivos y prioridades desde el principio.
Tener una idea clara de tus movimientos habituales, tendrá una ventaja adicional además de la funcionalidad. Porque casi todos afectarán a las instalaciones: interruptores, enchufes, tomas de electricidad, desagües, grifos, extractores, calefacción… Y éstas no se pueden cambiar fácilmente. Así que mejor pensar bien su ubicación desde el principio, dando respuesta a tus actividades diarias.
4. ¿Cuál es mi estilo?
Ahora sí, vamos a usar Pinterest e Instagram, pero en tu propio beneficio.
Crea tus tableros de inspiración o moodboards. |AQUÍ| tienes unas cuantas pistas para hacerlo en menos de 5 minutos.
Pero evita el “empacho visual”. Déjate llevar por la emoción que te transmiten las imágenes que más te gustan sólo unos instantes. Capta la sensación general que transmite cada espacio. Y a continuación empieza a razonar.
Observa colores, estilos, acabados, lámparas y accesorios. Zonas de trabajo o estancia. Puntos de luz. Suelos y azulejos. Muebles y encimeras.
Organiza tus tableros de inspiración por categorías: lámparas de techo, armarios, grifería, encimeras, estilo general…
Rústico…
Industrial…
Escandinavo…
Clásico (renovado)…


Minimalista…
Japandi…
Imagínate moviéndote en cada una de ellas… ¿en cual te sientes más a gusto?
Si no acabas de tener claro cuál es tu estilo, |ESTE ARTÍCULO| te resultará revelador.
Divide tus tableros y vencerás:
- Colores. Generales y de acento. Conocer el esquema de color que más te llama te será de utilidad para tener una visión general. Tienes todo lo que necesitas saber sobre cómo elegir los colores para casa y acertar en |ESTE ARTÍCULO|.
- Sensaciones y estilos.
- Acabados. Suelos, azulejos, encimeras, grifería, papel pintado o vinilos, frentes de cocina… ¿qué formas, materiales y colores te atraen más? ¿son mates, satinados o con brillo? ¿o una mezcla?
- Armarios (lisos-relieve, brillo-mate, tipo de tiradores) o estantes.
- Lámparas y puntos de luz. .
- Electrodomésticos. Campana extractora.
- Detalles finales (como cojines, bancos, cuadros, taburetes, alfombras, cortinas, plantas…)
Visita también showrooms de los proveedores para inspirarte, y aprovecha para pedir consejo y presupuesto a varios. Te ayudarán incluso con los planos. Pregunta por sus servicios, lo que incluyen y lo que no (mano de obra de la instalación, electricidad, albañilería…).
Lo que quiero es que busques inspiración pero de forma organizada y con un propósito claro en mente: encontrar una paleta de color y materiales, y un estilo, que sirvan de “hilo conductor” para tu cocina. Para crear un look personal y coherente, no un prefabricado de catálogo.
5. ¿Dónde ahorro y en qué invierto al reformar la cocina?
Por último, pero no menos importante. Reformar la cocina supone un desembolso importante, al que hay que enfrentarse con la cabeza fría. Ten siempre en mente tus prioridades personales, pero procura sacar a la luz tu lado más práctico.
Dónde ahorrar:
- Compra los muebles justos y necesarios, mejor si son dobles o de gran capacidad. Te permiten tener más capacidad de almacenaje cerrado con menos puertas y estructura, y por tanto por menos precio. Hay opciones a precios razonables, que incorporan toques de calidad como cajones con auto-cierre o iluminación interior led.
- Combinarlos con estantes puede ayudarte a ajustar el presupuesto.
- Limita el número de cajones. Son muy cómodos porque te permiten ver y sacar fácilmente lo que hay al fondo, pero suelen ser más caros. Resérvalos para las zonas en las que necesitas almacenar objetos pequeños, y combínalos con armarios e incluso estanterías abiertas, como te he mencionado antes.
- Usa las estructuras para muebles de cocina Ikea, que son relativamente baratas, pero combinadas con puertas o tiradores de otras tiendas, para darles un aire menos low-cost. Aquí te dejo el enlace de una empresa dedicada a ello en España, cubrodesign.com.
- Ajusta la albañilería a los muebles y no al revés. Muchas veces nos vemos obligados a encargar piezas de mobiliario a medida… antes de hacerlo, pregúntate (y pregunta a los profesionales) si no es más sencillo resolver la irregularidad de los huecos con pequeños ajustes de albañilería.
- No es necesario usar azulejos por todas partes. Piensa qué zonas son susceptibles de ser salpicadas por el agua o el aceite, y alicata sólo las paredes que preveas que van a ensuciarse más. En el resto puedes usar una pintura lavable y resistente a la humedad.
- Respecto al suelo, si quieres una actualización low-cost, puedes optar por un suelo de vinilo. Las ventajas de este cambio es que no necesitarás hacer obra, por lo que se reducirá considerablemente tu inversión. Y los vinilos han mejorado mucho, te pueden sorprender.
Dónde invertir:
- En profesionales que sepan lo que hacen. Busca empresas de reformas de las que tengas referencias y te den confianza. Necesitas gente que cumpla con la normativa y te gestione las licencias adecuadas. Solicita SIEMPRE dos o tres presupuestos a empresas solventes y con referencias. Insiste en que todos ellos contemplen las mismas partidas (albañilería, fontanería, electricidad, mobiliario, encimera, grifería, electrodomésticos…), con materiales y calidades equivalentes. Esto te ayudará comparar peras, con peras, y manzanas, con manzanas.
- En una distribución que funcione. Si has respondido a las preguntas que te he ido haciendo, ya sabes que pedir a tu arquitecto. Los cambios de distribución conllevan cambios en albañilería, electricidad y fontanería, por lo que encarecen el presupuesto, pero pueden ser la clave para conseguir la cocina perfecta. Lo que me lleva al siguiente punto.
- En renovar las instalaciones. Sí, es caro, puede suponer un 20% del presupuesto de reforma de la cocina. Así que si no cambias la distribución, te puede tentar dejarlas como están. Pero tener que reparar los daños producidos por unas instalaciones obsoletas en unos pocos años, te resultará mucho más caro y molesto. Puede que cuando tengas que hacerlo ya no estén disponibles las baldosas que has elegido, o que haya que desmontar fregadero, encimera, muebles… Renovarlas es recomendable en edificios de más de 15 años, imprescindible si son muy antiguos y nunca han sido rehabilitados. Consulta siempre a profesionales.
- En pequeños extras que reducen los consumos. A la larga beneficiarán al planeta y a tu bolsillo: los grifos monomandos con aireador, electrodomésticos A+++, y LEDs para iluminar.
- En marcas buenas de electrodomésticos. Le dan un aire más lujoso a cualquier cocina, incrementan el valor de tu casa si decides venderla, y muchos los usarás TODOS los días de tu vida. Busca si es necesario ofertas y rebajas, merece la pena.
- En equipamiento interior del mobiliario. Vale la pena elegir un modelo de armarios algo más económico e invertir la diferencia en baldas y bandejas extraíbles, cajones de extracción total con autocierre, y accesorios para aprovechar las esquinas. Al fin y al cabo… ¿quién quiere un armario precioso en el que es una imposible encontrar nada a la primera?
- Una encimera decente. Ojo, que no te estoy pidiendo que te arruines por una encimera. Pero hay opciones con una relación calidad precio fantástica, como el granito. Y en su versión total black te aseguro que no pasa de moda.
Y una última recomendación.
Recuerda dejar un importe equivalente al 10% de la obra apartado para imprevistos. Puede ahorrarte algún disgusto, y si finalmente no lo necesitas, Paris siempre es una buena idea… 😉
En resúmen…
Enfoca la reforma de tu cocina como lo que realmente es, una inversión importante con la que tendrás que convivir muchos años. Tómate tu tiempo para definir:
- Por qué quieres cambiarla, qué cosas mantendrías y cuales es imprescindible mejorar.
- Qué haces en ella y con qué objetos… ¿son todos necesarios?
- Qué estilo, colores, texturas y materiales te llaman más.
- Cómo quieres organizar el espacio.
- Los puntos en los que merece la pena invertir, y aquellos en los que, de acuerdo con tus prioridades, es más sensato ahorrar.